Un viaje al interior comporta siempre un largo camino. Si queremos profundizar y obtener respuestas, es fácil que nos perdamos en un perverso y autocomplaciente juego de percepciones.

Xavier Masero nos propone una “visita guiada” en su interior más íntimo y profano; con la que intenta averiguar de qué estamos hechos más que del porqué estamos hechos. El camino de la fe, el de la ciencia o tan sólo el de la observación, nos llevan, a veces, a los mismos destinos, si hay destinos.

Su pasión por la estructura de las cosas como metafórico andamio del pensamiento más racional y la finitud como compensación natural al vanitas nos insta a una mirada más limpia sobre lo que somos y lo que nos rodea. "Lo más profundo de un hombre es su piel" nos decía Paul Valéry, y el artista añade que está "más cerca de lo que parece"; sólo nos aleja la mirada cohibida y acomplejada.

Las obras expuestas han sido concebidas como visiones del escenario en las que sucede la vida; como un conjunto de placas de un microscopio que no nos acerca tanto a nuestro interior como al funcionamiento de un todo complejo y fascinante.

Para Xavier, esta exposición tiene un significado muy especial, dada su admiración por Josep Guinovart y su obra —con quien coincidió en un taller en la Tecla Sala de Hospitalet de Llobregat hace unos años—. Poder mostrar algunas de sus obras en el Espai Guinovart es una especie de guiño atemporal que les hace coincidir de nuevo.