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Jordi Larroch

Black & White

Jordi Larrocha (seudónimo de Jordi Alcaraz) se suma al rastro de los creadores contemporáneos que convierten la poesía en imagen. «Black & white» es una muestra que evidencia como la poesía es un medio de comunicación al servicio de una idea, una manifestación de cómo el hecho poético forma parte de lo cotidiano. Veinte imágenes en blanco y negro que, a partir de la unión, el apareamiento y la combinación de objetos caseros con una función y un contexto determinados, se convierten en algo diferente. Unos objetos que mutan, que se transforman y generan nuevos significados. En un ejercicio de minimalismo y síntesis extremos digno de admirar, la obra de este fotógrafo barcelonés instalado en Pamplona nos enseña a percibir las cosas desde otra óptica con la voluntad de captar la parte subyacente del espacio circundante, de descubrir lo que no se ve, de recuperar la mirada del niño libre de prejuicios.

Las fotografías aquí presentes son escenarios llenos de carga conceptual, y los objetos, despojados de cualquier ornamento superfluo, se convierten en los auténticos protagonistas de cada captura. Son composiciones que hablan, que comunican. Algunas veces dos elementos se unen para dar lugar a un nuevo significado, a una realidad inesperada. En otros, incluso, es el mismo objeto que es manipulado de manera sutil. La incorporación de títulos a las obras, con juegos de palabras e interpretaciones polisémicas, pone de manifiesto cómo el texto forma parte de la obra, dado que ayuda al espectador a completar su significado. El relato que construye Larrocha es una narración visual juguetona, delicada, vital, emotiva, divertida y también crítica. Se trata de una serie de ocurrencias lúcidas que, sin olvidar la composición y el valor estético, dialogan con el espectador, y lo invitan a observar, a reflexionar, y, a veces, incluso a sonreír y, por qué no, a soñar.

Agramunt, la ciudad natal de Guillem Viladot, el municipio que acoge el único parque dedicado a la poesía visual de nuestro país, recibe ahora el heredero de Joan Brossa y Chema Madoz, la tercera generación de creadores sensibles al sentir de la humanidad que penetran en la retina para alojarse en la parte más profunda de nuestra memoria. Sin rima, sin estrofas, pero con metáforas, oxímoron y analogías, Jordi Larrocha, con sus odas a la cotidianidad, nos ayuda a leer imágenes, alfabetizar el ojo en el siglo de la inmediatez, del impacto visual y de la saturación informativa. Y es que, como creía Brossa, «no hay algo para todos los tiempos, sino un tiempo para cada cosa».

Judith Barnés
comisaria