El paisaje es esencial en la obra de Joan Hernández Pijuan, así como esencialista es su pintura. De los territorios es el interior quien mejor representa su espíritu de síntesis, lejos de horizontes abiertos y panorámicas distantes. Encuentra la expresión de la naturaleza en la encina o los campos labrados, y los transforma en signos que conservan tanto la referencia como se convierten sólo en dibujos sobre el soporte pintado, y es así como el árbol, la casa o la flor condensan en su morfología una simbiosis de pintura y paisaje. Las series dedicadas a los paisajes de la Segarra acentuaron esta predilección por el territorio adentrado del mediterráneo, y es en homenaje a esta proximidad que ha titulado "Terres de Ponent" la exposición que presenta en el Espai Guinovart, que incluye tanto paisajes segarrencos como obras de la serie dedicada a Marruecos de los años 1991 y 1992.

La capacidad de aprehensión del espacio que tiene el artista ha hecho que la elección de las 16 obras seleccionadas respondiera a un criterio físico de relación entre unas pinturas y otras, todas con soporte de papel, que mantienen un ritmo y una correspondencia en el entorno del espacio que ocupan.

Inicia su visión ponentina con dos obras de la serie de paisajes de la Segarra, “Dibujo sobre blanco” del año 1989. y “Árbol y casa” de 1990, unos ejemplos de la iconografía aplicada a una superficie dominada por el. blanco y sus transparencias y sugerencias sensibles, estructuradas por las formas simples del perfil del árbol y la casa que se integran en este paisaje mental donde el dibujo actúa de delimitación y estructuración de la pintura. Son obras de considerable formato que recuerdan la dimensión que el autor otorga al dibujo, como una extensión también de la pintura.

Josep Miquel Garcia
Agosto 1997